sábado, 8 de octubre de 2011

El Odio y la Hostilidad.

"Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros." (Hermann Hesse)

"No se odia mientras se menosprecia. No se odia más que al igual o al superior." (Friedrich Nietzsche) 

¿Cómo podríamos definir el odio? ¿Cómo sentimientos de antipatía o repulsión...? Quizás no encontremos una definición como tal, sin embargo, donde quiera que nos encontremos podemos observarlo, en todas sus máximas expresiones. Desde genocidio, hasta formas como el abuso doméstico o el infantil.
Es interesante o intrigante ver como relaciones, a diario, se desmoronan por el impacto de la ira, que tiene el poder de sacar lo más negativo de nuestro ser. Este comportamiento hace que nos estanquemos dentro de nuestra capacidad de comprensión y solución.
Ahora analizaremos más como se da el proceso del odio. Primeramente observamos en el odiador una percepción donde asigna al sujeto una imagen amenazante para él, para su persona. O dicho en otras palabras una imagen proyectada. Al juzgar las actitudes e intenciones del otro sujeto las maximiza de tal forma que son amenazantes para el él.
En algunos casos esta imagen proyectada se vuelve real para el odiador, y de ahí surge la acción hostil hacia el otro sujeto, el impulso de castigar o eliminar a las personas odiadas (La prisión del Odio, Aaron T. Beck).
Esto hace que no solo la acción hostil se genere entre individuos, sino también entre grupos. Vemos esto claramente en las guerras.
La ira hace que la comunicación razonable dirigida a una solución desaparezca. Esto es más que evidente, es decir, muchas veces cuando el enojo nos embarga "decimos cosas sin pensar" frase que comúnmente decimos después de que este estado pasa. Es natural que el ser humano se defienda, como en los animales existe un instinto de autoprotección, sin embargo, cuando nuestra interpretación es errónea acerca del otro aparece este sentimiento de amenaza que hace que reaccionemos con palabras hirientes, o bien otras acciones.
Otro aspecto que se desencadena es la eliminación de las características positivas del otro sujeto, haciendo que se vea como un villano.
Estas imágenes negativas se ven también diversas formas sociales como la intolerancia a ciertas culturas o prejuicios religiosos. Reaccionando siempre en base a la imagen creada y no a la real.


Karen Horney nos habla de La tiranía de los debería:
-La gente debería mostrarme respeto siempre.
-Mi cónyuge debería ser sensible a mis necesidades.
-La gente debería hacer lo que pido.
("Social Cognitive Mechanisms in the Development of Conduct Disorder and Depression")
Cuando estos debería, o expectativas se ven afectadas, surge la ofensa en el sujeto, adjudicándole su malestar al otro individuo, donde debe eliminarlo o castigarlo.
"Una vez que el odio ha cristalizado, es como un cuchillo helado preparado para hundirse en la espalda del adversario" (Aaron T. Beck).
La acción de incapacitar o eliminar a la persona odiada, surge de la necesidad de eliminar la amenaza como la vulnerabilidad individual. Gracias al Superyó estas acciones son tomadas en manos de un mecanismo de defensa llamado Sublimación, este se encargara de modificar y controlar los deseos y pulsiones de muerte de ello. Por ejemplo muchas de las veces, inconscientemente deseamos la muerte de alguna persona, en un momento de odio. Sin embargo esto no se manifestara como tal, sino que será modificado de una forma aceptable dentro de nuestro contexto. Más en otras ocasiones surgen los impulsos homicidas. Donde el matar se resume en un término claro y simple. Haciendo que esto se convierta en lo correcto.
Un ejemplo claro donde podemos ver el poder de una imagen proyectada en con Hitler, en la crisis económica que se da en Alemania en 1930, Hitler culpa a los judíos, haciéndolos ver como capitalistas, como personas que le quitaban el dinero a Alemania. Así proyectando esta imagen negativa sobre la masa vulnerable. Incitando la ira y conductas hostiles. Olvidando la identidad humana de los atacados.


Lo que Hitler necesito de las masas para proyectar la imagen negativa de los judíos o de los franceses, fue la falta de seguridad, la incertidumbre y el deseo de un líder que les diera seguridad. Tenían que encontrar un culpable y este debía de ser atacado y eliminado. Y progresivamente la imagen negativa se va haciendo cada vez más extrema, eliminando la identidad y deshumanizando a las víctimas, haciendo que todo rastro de empatía desaparezca, apareciendo así la aniquilación.
¿Cómo sería posible hacer que las imágenes negativas de las personas conduzcan a todo este tipo de eventos?
Quizás asumiendo la perspectiva de otras personas, promoviendo la empatía, practicando más los valores. O bien aprendiendo a trabajar en nuestros prejuicios, trabajando en un auto concepto que nos permita no proyectar nuestros miedos en otra persona. Promoviendo el uso de una comunicación razonable ligado a un entendimiento y solución. En fin podríamos hablar de diversas formas de solución, sin embargo, la violencia es una realidad muy palpable que vivimos hoy en día, donde vemos que la sociedad no hace nada por prevenirla, solo la castiga. La clave del trabajo no se da después de la hostilidad, sino en el acto preventivo. Tenemos el pensamiento racional, pero este no actual por sí solo, se tiene que trabajar.